El efecto ''piernas cansadas'' y sus conscuencias.
Es muy común en verano sentirnos más pesados, más cansados, todo nos cuesta más… y es que muchos factores son los que influyen en lo que llamamos el efecto ‘’ piernas cansadas’’ como la dieta, la hidratación, el ritmo cardíaco, la edad y la genética entre otros.
Con el proceso de envejecimiento celular, las paredes de nuestras células se van degradando a mayor velocidad. Esto implica que nuestros vasos sanguíneos, especialmente las venas se hagan más frágiles y el retorno de sangre y líquidos linfáticos desde los tejidos al corazón, sea menos eficaz.
La sintomatología común de las piernas cansadas suele ser:
- Hinchazón de tobillos y rodillas.
- Formación edemas, que es cuando el líquido del vaso se extravasa a los tejidos circundantes.
- Formación de hematomas por el acúmulo de sangre al romperse los capilares más frágiles.
- Calambres musculares
- Prurito ( necesidad continua de rascarse)
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la prevalencia de insuficiencia venosa es mayor a partir de los 60 años y el hecho de padecer coagulopatías que favorezcan la formación de trombos.
Los expertos recomiendan el uso de compresores en piernas y tobillos, aumentar el consumo de diuréticos (piña, cola de caballo o equinácea), realizar ejercicio para esitmular la circulación mediante el sistema muscular y óseo. Así como el consumo de venotónicos que favorezcan la estimulación de la musculatura lisa de las venas y arterias, como las protoantocianidinas, principios activos que abundan en la hoja de la vid o los procianidoles que evitan la degradación de la elastina.